viernes, 15 de abril de 2011

Vivir.

Y ver atardecer y pensar que todo puede acabar, que ya no amanecerá mas, que todo terminará.
El miedo y inseguridad que da pensar que podría no volverlos a ver. A mis amigos, a mi familia, a ellos, a ellas, a la gente que quiero y amo con todo mi corazón. 
Y pienso, ¿Que haría yo sin ellos?
La verdad, no tengo respuesta a ello. No, prácticamente no haría nada, no reiría, no lloraría, no hablaría, no gritaría, no bailaría, no desvariaría, no querría, no imaginaría, no sería feliz, no me disgustaría, no me emocionoría, no amaría, no... no a todo lo bueno y poco de lo malo.
Por eso digo que los quiero tanto, cada día más y más. 
Tras mi ventana, una luz cegadora se hace paso, poco a poco, lentamente, y me despierta. Hay está de nuevo.
Veo salir el sol entre los árboles, suspiro. Me levanto, me doy una de mis largas duchas... y vuelta a empezar, otro nuevo día lleno de emociones, desilusiones, tonterías, risas y sabe dios que más.
















[A saber lo que me espera tras esta larga, tal vez corta, vida.]

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